Cuando los acusados fueron detenidos, la agente declaró que reconocía a uno como el conductor de un coche robado, vinculado con un asalto, que había visto días antes
Una policía que participó en la investigación cometió ayer un error que no dejarán de subrayar los abogados defensores de los Flores cuando llegue la hora de hacer balance del juicio. Los acusados fueron detenidos el 24 de agosto de 2008. En esa fecha, la agente identificó a Fernando Flores como la persona que días antes, el 16 de agosto, había visto conduciendo un coche robado al que la Policía estaba vigilando porque sospechaba que lo usaba la banda de asaltantes a la que trataba de atrapar. Pero ayer, en el juicio, cuando el fiscal le pidió a la policía que mirase al banquillo y que dijese si reconocía a ese hombre, la testigo respondió que sí, que lo reconocía, y señaló sin dudar a Francisco Flores.
El fiscal no esperaba ese revés. Vamos a ver, dijo al cabo de un incómodo silencio. Ése que ha indicado usted es Francisco y en su día, tras ser detenidos los acusados, usted identificó a Fernando como el conductor de unos treinta años, con camiseta de color negro y nariz prominente que iba al volante del automóvil que estaban vigilando el día 16. ¿Se ratifica usted en aquel testimonio? Sí, se ratificaba, respondió la testigo. A continuación, ayudada así por el fiscal, la agente intentó solucionar el desliz. Entonces dijo que ahora no recordaba cuál de los tres procesados era el que en su día identificó.
El juicio a los Flores, acusados de cometer en 2008 una oleada de robos violentos en casas de zonas rurales de la provincia de Cádiz y de herir a varias personas y asesinar a Tamara Leyton en Puerto Real, anotó ayer, en su quinta sesión, ese percance para el fiscal. Un abogado defensor hizo notar, antes de preguntarle a la agente si vio a alguien más en el coche, que la diferencia física entre los acusados Fernando y Francisco es "muy evidente". "Es que ha pasado mucho tiempo", acababa de excusarse la testigo a preguntas de la abogada de la acusación particular, que ejerce la familia de Tamara Leyton.
Los Flores aseguraron la pasada semana, al inicio del juicio, que ellos no formaban parte de la banda de asaltantes que buscaban la Policía y la Guardia Civil el verano de 2008: que robaron un coche cerca de Jerez en el que había unas escopetas, que fueron a la zona de Los Barrios y que, al regresar, se encontraron con un control en el que les dispararon al intentar huir. Eran cuatro. Uno murió en el tiroteo.
El fiscal trata de vincular a los Flores (mediante algo más que deducciones lógicas) con los numerosos robos en casas de distintos municipios y también con la muerte de Tamara Leyton, que recibió varios disparos mortales cuando salió de su vivienda en El Marquesado a ahuyentar a unos intrusos. Tamara fue tiroteada la madrugada del 5 de julio de 2008. Antes, el 14 de junio, los asaltantes de casas le habían disparado a un vecino de El Berrueco que estuvo a punto de morir. El 9 de agosto, tras robar en unas viviendas de Setenil, le pegaron un tiro a un guardia civil que participaba en un control instalado a la salida de esa población. Algunos perdigones le alcanzaron transversalmente en la cabeza.
Los robos continuaban. Pero los investigadores les pisaban los talones a los asaltantes. La madrugada del 16 de agosto hubo varios robos en Benaocaz y en Ubrique. Fue esa noche, al regreso de la Sierra, cuando la agente que declaró ayer vio al conductor del Citroën C4 que la Policía buscaba porque un día antes había sido robado en Puerto Real del mismo modo que otros automóviles usados por la banda: entraron en una casa, robaron las llaves del coche, que estaba estacionado por allí, y se lo llevaron.
La identificación del conductor de ese automóvil tiene pues su importancia para vincular a los Flores con los robos y el modus operandi de los asaltantes. También hay otros indicios no menos destacados. Por ejemplo: una mujer en cuya casa intentaron entrar explicó ayer que estaba dentro de su vivienda y vio a cuatro hombres con escopetas y tenazas. Creyeron que la casa estaba vacía. Tiraron piedras y luego se acercaron a una ventana. Iban a entrar. Uno le llamó Paco a otro. Huyeron cuando ella gritó: "Corre, Juan, coge la escopeta y llama a la Policía". ¿Lo dijo para asustar a esas personas?, preguntó el fiscal. "Más asustada estaba yo", respondió la mujer.