Que el ubriqueño sabe divertirse y y aprovechar su vida social en la calle es algo que no ofrece ningún tipo de dudas. En todo caso, por si planteara alguna, la Feria que la localidad está celebrando desde la noche del pasado martes está siendo una buena prueba de ello. Desde incluso antes de que el alumbrado extraordinario se encendiera, se pudo disfrutar de un ambiente extraordinario propio de la segunda población más importante, en número de habitantes, de la comarca serrana.
El hecho de que la Feria sea urbana ha vuelto a conseguir que se mantenga una gran comunión entre el pueblo y su celebración y han posibilitado que la zona centro se haya convertido en un río humano de personas que se desplazaban desdesde un punto a otro de la celebración. Los bares de la avenida de España fueron unas casetas más de la fiesta y las barbacoas se encargaban de preparar filetes para aguantar el tirón.
En el Paseo del Prado este año se ha hecho hueco para las atracciones para los más mayores que comparten espacio con las habituales casetas. Todas estas zonas se convirtieron ayer en un ir y venir de familias que ayudaron a realzar una hermosa feria de día que está a la altura de la belleza de Ubrique al que engalana durante unos días. El plato fuerte de la tarde de ayer fue la corrida de toros en la que los diestros Sandra Moscoso y Víctor Janeiro fueron los encargados de poner el punto torero habitual de esta Feria