Ubrique y Espera celebran el nacimiento de Jesús y el próximo fin de semana lo harán Arcos, El Bosque, El Gastor y Medina
Olor a buñuelos, anís y pestiños. La Sierra ya huele a Navidad. Villancicos al son de una zambomba y panderetas eran ayer la sintonía de los primeros belenes vivientes que se celebran en una comarca que se viste de gala para convertirse en Belén de Judea. Un ir y venir de vecinos y visitantes demostraban que tanto el de Ubrique como el de Espera han conseguido hacerse un hueco importante en el calendario festivo.
En Espera ya había ganas.
El año pasado la lluvia impidió que se celebrara y los vecinos tenían ganas de volver reunirse en la ladera del Castillo de Fatetar. El objetivo de tanta puesta en escena y preparativos estaba cumplido. Pescadores a pie de río, soldados romanos, pastores e hilanderas, entre otras figuritas humanas, contribuyeron activamente a ensalzar la buena imagen de la localidad.
El casco antiguo
El casco antiguo de Ubrique, partiendo desde la plaza de las Verduras, también se convirtió en un ir y venir de visitantes que querían comprobar el resultado del trabajo que realiza la asociación de vecinos de esta zona de la localidad. Los niños buscaban el trono de sus majestades los Reyes Magos para ir planteándoles cuáles serán sus peticiones para este año. Éste lugar fue el más buscado por cientos de visitantes junto al propio Nacimiento.
Para la próxima semana quedarán las nuevas citas con los belenes vivientes en la provincia. Será entonces cuando llegue el momento del más veterano, el de Arcos, además de El Gastor y El Bosque (día 18) y Medina (día 19)