Mientras en la Audiencia Provincial prosigue el folletín de las escuchas de María José Campanario, Carlos Carretero y otros implicados en la Operación Karlos, en Ubrique, uno de los escenarios utilizados por dicha trama, preocupa más la situación del sector de la piel. Hay más dinero, pero menos protección. Por eso, los sindicatos han convocado una huelga a fin de presionar a la patronal de que negocie el convenio. Pero lo tienen difícil porque quizá, entre los petaqueros, pueda más el miedo que la precariedad. Ni siquiera, en dicha población tradicionalmente de izquierdas, logró prender la llama de Democracia Real y la única concentración convocada al respecto apenas contó con unos cuantos seguidores.