El presidente del Gobierno andaluz participa en la Sierra en un encuentro con productores alimentarios
Es una plaza donde el voto va a estar reñido y eso se puso de manifiesto con las visitas de ayer. Aún quedan lejos las próximas elecciones autonómicas pero José Antonio Griñán y Javier Arenas bajaron al ruedo serrano para enfrentarse en una primera parte de la faena. A uno y al otro no le separaban ni doce kilómetros de distancia durante buena parte de la mañana porque los dos decidieron desembarcar en la comarca para acercarse a los empresarios de la misma.
El lugar elegido por Griñán fue las instalaciones de Payoyo Rural de la finca Las Hazuelas en Grazalema, donde en el pasado estuvo Rajoy para preparar su asalto a la Moncloa, mientras que Arenas visitó Ubrique y El Bosque. Ambos dirigentes políticos tuvieron el apoyo de líderes provinciales y autonómicos y tanto desde el PSOE como desde el PP mostraron tener razones para el optimismo y para seguir luchando por la comarca. Unos son conocedores de la gran subida de votos que están experimentando en la zona y los otros saben que siguen siendo los más votados en la zona pese a la debacle electoral de su partido.
El presidente de la Junta de Andalucía mostró la Sierra de Grazalema como el centro de la artesanía alimentaria de la comunidad autónoma. Allí se organizó una jornada para dar a conocer a los productores andaluces el Decreto de Artesanía Alimentaria que ha aprobado el Gobierno andaluz, con la intención de ser un distintivo de calidad para los pequeños productores de Andalucía.
José Antonio Griñán apoyó a los productores en un encuentro en el que les ofreció «patrocinio, asesoramiento y promoción exterior». En el fondo de esa iniciativa se encuentra la intención de la Junta de conseguir un mayor desarrollo rural y «fijar la población a su territorio gracias a que cuenten con unos niveles de renta importante», destacó la consejera de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera.
Esta nueva normativa, según la Consejería, se presenta como una vía para mejorar la renta de más de 6.000 pequeños productores en Andalucía, ya que presenta un marco legal que ofrece a las explotaciones familiares más facilidades para mejorar sus expectativas de mercado, y les permite realizar la transformación de las materias primas sin necesidad de intermediarios. Al margen de éstas y las empresas agroalimentarias de menos de diez trabajadores, también podrán beneficiarse de las novedades introducidas por el Decreto las secciones de cooperativas agrarias que cumplan con los requisitos establecidos y la repostería de convento, que cuenta con un reconocimiento especial en la norma.
Comercialización
Ante los problemas de comercialización que tienen los agricultores y los ganaderos con el precio que cobran por sus productos, esta normativa buscará en un futuro acortar los canales de comercialización y ahora promueve la venta directa de productor a consumidor. El sello ‘Artesanía Alimentaria de Andalucía’ avala que los productos que lo lleven cuentan con unos requisitos específicos de calidad y que tanto su elaboración artesanal como los demás procesos de la cadena de comercialización por los que deben atravesar los alimentos hasta distribuirse, respetan el medio ambiente.
En cuanto a los sectores a los que afecta de forma más directa la nueva norma andaluza, destaca actualmente la elaboración de quesos de granja y de miel artesana, si bien se prevé el desarrollo de normas técnicas de producción para diferentes derivados lácteos -quesos, cuajadas, postres y yogures-; mermeladas; avinagrados, salmueras, encurtidos y salados; sal marina; bollería y pastelería de convento; pescados, crustáceos y moluscos; transformaciones cárnicas; miel y derivados; y transformaciones de frutas y vegetales.