Destruidas las pinturas murales de Agüera del CEIP Fernando Gavilán
Por Manuel Ramírez Ordóñez
A veces presuponemos y damos por ciertas diversas cosas que no lo son ni por asomo. Una de ellas es que estamos en una Democracia y que las Instituciones se componen de órganos de representación y de participación en defensa de los intereses generales, y otra cosa, es que una parte importante de la educación de nuestros hijos se realiza en las escuelas en las que además de formarles con las materias generales de los planes de estudio se les forma también como personas con valores tales como la tolerancia, participación, igualdad, etc. En estas pasadas semanas me habían llegado rumores de un nuevo atentado contra el patrimonio cultural ubriqueño, rumores que finalmente se han confirmado. El atentado no es ni más ni menos que la destrucción de los tres grandes murales (2-3 por 7-8 metros) de los que disponía el CEIP Fernando Gavilán, además de los numerosos retratos de niños que también estaban en una de las cornisas interiores del centro, todos ellos de uno (sino el que más) afamado pintor local, Antonio Rodríguez Agüera. A la dirección de este centro al parecer les molestaban, y aprovechando la pintura y adecentamiento del edificio han eliminado todas estas obras de arte. Después de 25-30 años en él, de constituir un patrimonio cultural y emotivo para el Centro, el Pueblo y las generaciones de alumnos que han pasado por sus aulas y dependencias, la nueva dirección del centro ha creído oportuno su eliminación.
Para ello y como no podía ser de otra forma no se ha contado con la participación del Consejo Escolar ni con el AMPA del Centro en la decisión. Estamos hablando de que posiblemente no había en toda Andalucía un colegio público o privado con un patrimonio pictórico tal, unas pinturas que realizó Agüera a lo largo de 2-3 cursos escolares y que requirieron incluso la instalación de andamiaje para su realización. Unas pinturas que realizó Agüera de forma gratuita en pos de la Comunidad Educativa del CEIP Fernando Gavilán y por extensión de todo el pueblo de Ubrique.
Resulta impresentable que por un lado se le den reconocimientos a Agüera a nivel local (una de nuestras calles lleva su nombre, por dar solo un ejemplo), provincial (realizó un serie de cuadros sobre la Ruta de los Pueblos Blancos), andaluz (la enciclopedia andaluza recoge como uno de los personajes ilustres la figura de nuestro pintor), etc., y por otro lado, desde la dirección de un centro educativo, esos que deben velar por la educación de nuestros niños, se decida destruir el patrimonio y personalidad de un centro.
Las personas pasan pero sus obras quedan, pero para algunos esto no debe ser así. Si estuviésemos en una Democracia, estas personas que han realizado esta fechoría estarían despedidas de inmediato o al menos si tuviesen un poco de sensibilidad, de esa que no han utilizado al realizar esta acción, presentarían su dimisión, pero lamentablemente estos hechos solo serán una anécdota en los currículos de estos señores