Los pacientes reciben el tratamiento tres días a la semana en largas sesiones de cuatro horas.
Desde hace ocho meses presta servicio en Arcos un centro de hemodiálisis, donde reciben sus sesiones los pacientes renales de la Sierra. Con el paso de los meses los usuarios han comprobado el beneficio que le reporta sobre todo en el desplazamiento, pues acorta las distancias con respecto a su centro de referencia anterior en Jerez, por lo que ya no tienen que levantarse tan temprano o estar fuera de casa en los horarios de comida, por lo que redunda, en definitiva, en su calidad de vida.
Se trata de una unidad que gestiona la empresa B. Braun, concertada con la Consejería de Salud. En la misma, dependiente del Hospital de Jerez, se atiende a todos los pacientes renales de la comarca, que actualmente son 30, de los que casi la mitad son arcenses. Para ello disponen de tres turnos de 7.00 a 23.00 horas, los lunes, miércoles y viernes, tratando de adaptarse a las necesidades del paciente y a su lugar de residencia, en busca de la mejor optimización del transporte sanitario.
El personal del centro tiene una larga trayectoria en diálisis. De hecho, algunos de los enfermeros de Arcos ya habían trabajado con estos usuarios en Jerez, por lo que el trato es muy familiar. En ello influye también el número de horas que pasan juntos, ya que el tratamiento se realiza tres días a la semana durante cuatro horas, por lo que “se dan cuenta de si tienes un mal día, conocemos los cumpleaños, los santos…, como en una familia”, reconocía la supervisora del centro, Mercedes Barrios.
Igualmente es importante el trato con los cuidadores, pues en muchos casos son pacientes mayores o dependientes, lo que implica un seguimiento más controlado en hábitos como la comida. Y es que los enfermos renales deben cumplir una dieta estricta, aunque si combinan bien los alimentos pueden comer casi de todo. Lo importante es evitar los ricos en potasio -que son la mayoría- y en fósforo, pues en exceso pueden provocar incluso una parada cardiaca. “Hay que saber cómo eliminar el potasio de la dieta, qué cantidad de líquido pueden tomar, etc”, explica Barrios.
Para ello entregan una guía a cada paciente en la que, además de explicarle el funcionamiento de la empresa y la normativa del centro, con sus derechos y deberes o la política de calidad, entre otros aspectos, se detallan los cuidados del acceso vascular (necesario para extraer la sangre del organismo y volver a introducirla), ya sea a través de una fístula o catéter; en qué consiste el tratamiento de hemodiálisis, y cuál es la dieta más adecuada que deben seguir.
No obstante, para no ser tan estrictos, permiten que los pacientes coman ciertos alimentos mientras se dializan, para darles ese pequeño capricho y evitar que lo hagan fuera del tratamiento. “El chocolate es algo que tienen prohibido, aunque si lo comen en la primera hora de diálisis, durante las cuatro horas de tratamiento hacen la digestión, por lo que se va eliminando ese potasio”, señala la supervisora del centro. Igualmente deben ser prudentes con la ingesta de líquidos, ya que al no orinar, deben intentar que beban “la cantidad estrictamente necesaria, para que no se encharquen los pulmones y tengan una buena calidad de vida”.
Son aspectos en los que se insiste desde el centro en cada visita, así como el control del peso, para lo que tratan de que se cuiden y realicen algo de ejercicio. Sobre todo recomiendan pasear, más cuando son también diabéticos, aunque hay jóvenes que practican deporte sin perjuicio alguno para su salud.
Estos pacientes se han incorporado de forma paulatina desde la apertura del centro, a medida que lo han requerido. En el hospital de referencia existe un programa de prediálisis, del que forman parte aquellos pacientes con problemas de riñón, a los que el nefrólogo deriva cuando sus condiciones analíticas indican la necesidad de la diálisis. En concreto, desde la apertura de la unidad de Arcos en febrero hasta ahora se han incorporado cinco nuevos usuarios.
A estos se suman los pacientes vacacionales, siete personas que se han dializado en las instalaciones de B. Braun en Arcos desde mayo hasta septiembre, con una media de un mes cada uno, aunque hay quien ha prolongado su estancia en la zona al saber de la apertura del centro, caso de una mujer cuya hija vive en Grazalema. De momento no se han dado casos de extranjeros afincados en la comarca que hayan solicitado el servicio, aunque ya han tenido la experiencia en los centros B. Braun de Cádiz o Chiclana. Para estos casos cuentan con el servicio de teletraducción de Salud Responde, para pacientes con los que no se puedan comunicar en español o inglés.
Igualmente han gestionado el traslado de un par de pacientes que han pasado sus vacaciones fuera de la Sierra. El proceso varía en función de si permanece o no en la comunidad andaluza, aunque es el hospital el que se encarga de la gestión y autorización.
La plantilla también se ha ido adaptando a las necesidades. Así, el centro se abrió con tres enfermeros y un auxiliar, mientras en verano con el aumento de la demanda se dotó con un enfermero y un auxiliar más. Además cuentan siempre con un nefrólogo especializado en diálisis, por lo que durante el periodo vacacional se sustituye por otro de los centros de Cádiz o Chiclana.
Para complementar la atención prestada, las unidades de B. Braun en Cádiz trabajan de forma muy estrecha con la asociación de pacientes renales Alcer, que “en la provincia funciona muy bien”, reconoció Barrios. Organizan programas formativos, convivencias y cuentan con un completo equipo de especialistas, desde nutricionistas a psicólogos o trabajadores sociales, por lo que “cuando detectamos a algún paciente con una necesidad que puedan tratar contactamos con ellos y se acercan a los centros para evitar desplazamientos”.
Avances en los tratamientos
Todo ello en busca de mejoras que redunden en la calidad de vida de los enfermos de riñón. En ello ha influido también los avances en los tratamientos y maquinaria que se utiliza para la diálisis. En los últimos 20 años han cambiado mucho los sistemas de seguridad de los monitores, con dializadores cada vez más compatibles con el cuerpo humano para que no lo rechace, y trabajando con agua prácticamente ultrapura, lo que aporta mayor tolerancia al tratamiento. También han mejorado los tratamientos complementarios, como los fármacos que toman. Gracias a los avances incluso pueden ser dializados enfermos renales de edad avanzada, lo cual hace unos años ni siquiera se planteaba por la dureza del tratamiento.
Para garantizar la calidad en los servicios, el centro está acreditado tanto por la Agencia de Calidad Europea y por las buenas prácticas de diálisis a nivel alemán, como por la Agencia de Calidad de Andalucía. Ahí se contempla tanto la documentación e información del paciente, como el tratamiento en sí, la seguridad o los parámetros de soporte del tratamiento de diálisis.
Trasplantes
El único centro que realiza trasplantes en la provincia es el hospital Puerta del Mar de Cádiz. En la unidad de diálisis de Arcos hay pacientes incluidos en la lista de trasplantes renales, para lo cual se realizan una serie de pruebas, aparte de las analíticas mensuales, para comprobar si cumplen los requisitos específicos. En este sentido, “tiene la misma oportunidad el que vive en Cádiz que en Arcos o Grazalema, el rico o el pobre”, señalaba la supervisora del centro. Prueba de ello es que existen pacientes que llevan más de diez años esperando, y otros a los que llaman en cuatro meses, dependiendo de la compatibilidad. Desde la unidad de diálisis participan en ese seguimiento, pues se encargan de derivar todos los informes y documentación necesaria al hospital.
“Ahora me encuentro con ganas de pasear”
Juan Redondo Moreno es de Ubrique, y estuvo dializándose durante más de un año en Jerez, de donde fue derivado a Arcos con la apertura del nuevo centro, en el que afirma estar “bastante mejor, porque el trayecto es más corto, la mitad de camino”. Ello ha redundado en su calidad de vida, como el mismo admite, pues “antes cuando llegaba a mi casa comía y me tendía en el sofá porque me dolía todo el cuerpo, y ahora estoy mucho mejor, tengo ganas de pasear”. También destaca el trato del personal y con los demás usuarios, “somos como una familia”, señala. Durante el tratamiento pasa las horas durmiendo o viendo la tele, por lo que “casi ni me entero”, admite. Pronto sabrá si ha entrado en la lista de espera para un trasplante de riñón, lo que cambiaría su vida. Juan es consciente de que la diálisis es una obligación para él, procura tomar comidas sin sal, controlar mucho su peso, dar paseos y sudar, pues es “increíble cómo se pierde peso”. El único punto negativo que destaca es el transporte sanitario, pues aunque se han reducido las distancias hasta Arcos, sigue pasando muchas horas fuera de casa. “En mi turno empezamos el tratamiento a las 12.30 y llegamos a Arcos a las 11.45, cuando desde Ubrique se tardan 30 minutos. Acabamos a las 17.00, pero hasta las 18.30 o 19.00 no llego a Ubrique, por lo que para cuatro horas de tratamiento estoy fuera ocho”, explica Juan.